Después del jueves, viernes y sábado, llegamos al último día de esta edición de Benicassim. El día de Arcade Fire, a mi modo de ver, la mejor banda de la década, con un directo intensísimo, y con superávit de temazos que hace que nunca sobre una canción en sus conciertos. Con una marquesina de cine sobre el escenario como decoración, y después de un video de introducción proyectado al fondo, entraron como un ciclón con toda la energía y emoción de Ready to start, con imágenes del corto-videoclip que les ha realizado Spike Jonze (también uno de los mejores del momento). Aquí un video del momento grabado por Arkaitz Mas.
A partir de ahí el concierto no decayó en ningún momento, con esa cantidad de miembros e instrumentos (con los que Régine Chassange se mueve como pez en el agua, saltando de uno a otro). Aunando la calidad de todas sus canciones y la vitalidad de sus himnos, con la furia de una actuación que tenía al público entregado. Para acabar, justo antes de los bises, un miembro del grupo escaló por una de las columnas para dejar caer su bombo desde bien alto (que quedó para el arrastre), escenificando así de manera muy gráfica lo desbocado que había sido el concierto. Sin rivales, lo mejor del festival.
Pero antes del gran concierto, y sacrificando uno de los grupos más interesantes, Portishead, me acerqué al modesto escenario FIB Club para escuchar (otra vez) a uno de mis grupos nacionales favoritos, Hidrogenesse. Dada la competencia, no tuve problemas para hacerme con la primera fila, aunque tampoco es que estuviera vacío, este grupo tiene sus fans, y lo demostraron (demostramos) coreando un lema pegadizo que salió no sé de quién: «¡Hidrogenesse! ¡Cabeza de cartel!». Genís, bastante más caracterizado que en su concierto del día anterior con Astrud, respondió con tranquilidad: «pero si ya lo somos». Como siempre, pisaron el acelerador del look hortera y estrambótico, se recrearon en el triste patetismo presente en muchas de sus letras, siempre con una ironía bizarra y no dieron tregua con un sonido cada vez más cercano al electrónico alemán, gracias al cual pudimos bailar con ganas. Algo que nos faltó un poco en Astrud debido a que su nuevo disco es de cámara, y aunque fue un gran concierto, fue más tranquilo, así que se puede decir que nos desquitamos aquí. Genís con su pequeña guitarra eléctrica estaba mucho más activo, y su participación musical fue mucho más significativa. Dedicaron una de sus nuevas canciones a Portishead, con cierta retranca debido a su título: «los viejos». Son geniales.
Después de esto y antes de Arcade Fire, pude ver un rato The Go team, con una música divertida y una cantante que no paraba de moverse. No fue mal calentamiento para lo que se avecinaba.
Y con esto termino mis experiencias y valoraciones de Benicassim, ya veremos si el año que viene repito. Eso sí, espero que no vuelvan a ratear con el horario como lo han hecho (de forma tan ingenua) este año. Buena experiencia, aunque ha habido años mejores.
