FIB VIERNES: Los Zombies tocan Carpenter

Después de las experiencias del jueves, seguimos con el viernes…

Que Brandon Flowers no es The Killers estaba claro, pero quedó realmente patente en directo, pues aunque echó mano de algunas de las mejores canciones de su grupo, como Read my mind, cualquier comparación con el concierto de estos hace dos años en ese mismo escenario principal, es realmente odiosa. Cumplió la papeleta y el concierto transcurrió sin emoción alguna. Plano y fácilmente olvidable.

No se puede decir lo mismo de un grupo que levanta a su público desde el escenario, Art Brut. Venían reemplazando a The Morning Benders y así, «¡We are The morning Benders!«, se presentó el cantante, Eddie Argos, con su look de inglés decadente (una especie de versión alocada del personaje de Stephen Fry en Los amigos de Peter). Manteniendo su descaro indiferente, volvió a golpear con sus letras casi habladas, bien marcadas, cargadas de cinismo y de provocación. Igual que provocó un espontáneo saltando dos barreras de seguridad y consiguiendo abordar el escenario. Argos, apenas inmutado, casi divertido, le lanzó un «good luck» cuando era sacado por los de seguridad. Un grupo (medio alemán, por cierto) que siempre funciona bien en directo, con mucha energía y mucho carisma.

Aquí un video que grabó Arkaitz Mas que estaba bailando (como se desprende del movimiento) conmigo en las primeras filas.

Se suponía que era el día de The Strokes, un grupo sin duda con buenas canciones (no es el caso de su reciente último disco), y el escenario Maravillas, el grande, estaba absolutamente abarrotado por fans que echaban mucho de menos un concierto de la banda en nuestro país. Y eso que el cantante en solitario, Julian Casablancas, ya había venido el año pasado precisamente al FIB, supongo que como en el caso de Flowers, no es lo mismo (aunque aquel estuvo bastante bien). El caso es que sí, sonaba estupendo y todo eso, pero entre que era un infierno de multitudes y que en un escenario más apartado y menos atestado tocaba un pequeño grupo que me moría por ver, en seguida volé.

Y el grupo en cuestión era nada menos que uno de los dúos más frikis del festival (con permiso de Genís y compañía), Zombie Zombie, un grupo francés aunque no lo parezca de primeras. Un tipo de aspecto de joven marginal a la batería y un verdadero nerd a los teclados y demás cachivaches electrónicos, como si hubieran salido de una patética película de Todd Solondz o de Jared Hess, pero con un poso tan contundente que dejaba atrás cualquier prejuicio, machacado bajo la percusión perseverante y los sonidos sintéticos más crudos. Para más placer, su último disco, Zombie Zombie plays John Carpenter, es precisamente eso, versiones del genial director (y compositor casi siempre) de películas de serie B. Para un fan del director como soy yo, escuchar en el inicio de un concierto las muy reconocibles notas de Asalto a la comisaría del distrito 13 no tiene desperdicio. Y de ahí para arriba, consiguiendo uno de los mejores conciertos de esta edición. Paradójicamente su mejor tema, y el más evocador en cuanto a la inspiración de este dúo, el cine de ciencia ficción, no forma parte de este último disco, sino del anterior. El temazo que me tiene encandilado se titula Driving this road until death set you free, y es una verdadera evasión a una carretera oscura y solitaria con un viejo coche – seguramente setentero – destartalado y un conductor que hace tiempo perdió su alma. O eso me evoca a mí. Haría las delicias del mismísimo Tarantino. Fue un verdadero disfrute.

Zombie Zombie @ FIB 2011, Benicàssim

Después de eso, es difícil aceptar algo más, pero Friendly Fires siempre entran bien y te hacen mover el esqueleto. La decepción llegó después. Yo había visto años atrás a Juan Maclean en Barcelona, en el Summercase, y me había hecho bailar de lo lindo con sus temazos como Tito’s Way. Iba por tanto entusiasmado de poder repetir y, en cambio, lo que me encontré fue una sesión matraca a más no poder, que parecía sacada de la sala más dura de Ibiza y que no tenía nada de las canciones de Maclean. Sabía que venía en calidad de DJ, pero dado su tipo de música, creía que pondría su música o similar. En fin, estrepitosa decepción que por otra parte, no me quitó el buen sabor de boca de haber conducido por una oscura carretera sin final.

Sigamos con el sábado.

Iñaki Ortiz Gascón