La era del diamante: Postcyberpunk

Novela: La era del diamante: manual ilustrado para jovencitas (1995)

La era del diamante es la novela más premiada de Neal Stephenson. Se llevó el premio Locus y el Premio Nebula, lo que para una novela de ciencia ficción suele ser un signo de gran calidad. Viene precedida por Snow Crash – que será llevada al cine pronto por Joe Cornish, el director de Attack The Block – y con la que comparte el contexto futurista en la que está ambientada, aunque, hasta donde yo sé, son novelas completamente independientes.

Stephenson usa algunos de los elementos clave del Cyberpunk: un futuro distópico donde las naciones se han diluido frente a otros nexos globalizados, el desdén por el propio cuerpo en favor de la tecnología, la realidad virtual. Sin embargo, no se centra en la clásica figura del hacker y las referencias a la computación, como tal, son tardías y secundarias. Tecnológicamente se centra principalmente en el efecto del dominio de la nanotecnología y su efecto como nueva fuente de poder y de conflicto.

Es una novela tencológicamente compleja, sí, pero como las buenas obras de ciencia ficción va bastante más allá. Trata, como casi siempre, de la perpetuación de la lucha de clases, pero sobre todo ahonda en el crecimiento y la educación. La importancia de un sistema educativo que no convierta a sus alumnos en sumisos, grises y obedientes. Lo crucial de ciertas dosis de subversión en el individuo y el papel esencial que tiene el arte en estas cuestiones. Toda una oda al valor de la literatura y el cine.

La estructura es compleja, compuesta por varios hilos que van cogiendo fuerza y apagándose según avanza la trama. También es algo críptica, no se extiende demasiado en explicaciones. No es una novela fácil de leer, pues además, muchas veces no hay un conflicto claramente definido, sin embargo, los personajes, el rico contexto social y las fabulosas invenciones tecnológicas mantienen el interés hasta el final. Es muy ambiciosa, trata temáticas a todos los niveles, desde pequeños problemas callejeros hasta grandes luchas entre diferentes phyles (así se refiere a los grandes grupos de tribus distribuidas por el mundo que sustituyen el papel de las naciones, unidos por motivos religiosos, raciales, económicos…). La novela comienza con las peripecias de una niña para terminar con una gran epopeya operística, en una constante evolución creciente.

Una obra muy original, refrescante, alejada de las concesiones y los recursos fáciles, que además ofrece varias lecturas.

Iñaki Ortiz Gascón

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