Leí esta novela corta boquiabierto de principio a fin. Por dos razones. La primera es la absoluta despreocupación del autor, Ted Chiang, por elaborar una trama en el sentido clásico. Y sí, es novela corta, pero ya tiene sus 150 páginas, en las que no se producen grandes hitos dramáticos. Se centra mucho más en el núcleo de lo que viene a ser la ciencia ficción dura: construir un contexto de ficción minucioso y verosímil.
La segunda razón de mi perplejidad es el nivel de sofisticación que alcanza el autor al tratar temas de inteligencia artificial, escapando de los clichés y de las cuestiones gruesas, hilando fino y acercándose a niveles muy atrevidos de ficción sin perder en ningún momento la credibilidad de su propuesta. Por dejarlo claro: es el texto de ficción más complejo y creíble que he leído jamás sobre inteligencia artificial. Ayuda, supongo, que la formación de Chiang sean las ciencias de la computación. Su trabajo principal es el de escritor técnico en la industria del software y, sin tener muy claro lo que abarca esto, parece la profesión más indicada para terminar escribiendo ciencia ficción sobre, precisamente, software.
Chiang es muy concreto en eso. No habla sobre robots (aunque hay elementos tangenciales de robótica), androides, máquinas ni demás elementos míticos del género. Sus personajes son simplemente software. Ya su título parece más propio de algún texto técnico que le haya tocado escribir. No pretende hacer ningún tipo de concesiones simpáticas con el lector. No lo necesita, no vive de esto. Aunque se le considera uno de los autores más importantes del género (atesora varios premios y, con esta novela se llevó el Hugo y el Locus, dos de los tres premios de ciencia ficción más importantes), solo ha escrito algunas historias cortas. Así que le da igual atrapar al lector medio.
Sus personajes humanos, apenas tienen interés, más allá de algunas emociones que muy posiblemente reflejan ciertas frustraciones del propio autor. Sirven, básicamente, para engrasar una especulación científica, un desarrollo muy detallado, de una progresión tecnológica asombrosamente suave. El autor se preocupa en explicar las cuestiones éticas, prácticas, económicas. Todo lo que deriva de su premisa. Una premisa muy centrada en la realidad técnica y social de nuestro tiempo.
Es una novela indicada para lectores que tienen un interés suficiente en el tema y para aquellos que hace tiempo dejaron de preguntarse si las máquinas podrán pensar algún día y si eso les convertirá en humanas. Chiang se pregunta más bien por cuestiones de aprendizaje, de motivación, de marcos legales y de problemas de obsolescencia de plataforma. Trata cuestiones de identidad y de estados de consciencia (alterables, pausables, clonables, incluso reversibles). No toma ningún atajo y pacientemente va construyendo su futuro de ficción. Sin hitos ni trucos dramáticos. Sobresaliente.
Y dónde la leo?
Buena pregunta. Para leerla en castellano podéis recurrir a la antología de ciencia ficción contemporánea, Terra Nova. Está disponible también para Kindle, que es donde lo compré yo, por poco más 3€ en ambos casos. Y si algún potencial lector de esto tiene interés en comprarla en papel, cosa que dudo seriamente, también puede comprarla en Amazon y demás (lo explican al final del primer enlace). No he leído aún el resto de relatos de la antología (más cortos todos), pero tienen muy buena pinta.
Para terminar, un apunte. Leo en Wikipedia, que esta novela fue adaptada por Spike Jonze en Her. Esto, así dicho, está claro que no es cierto, pues la trama es bien distinta. Desconozco si realmente Jonze tuvo en cuenta algunos elementos de la novela o si simplemente es una metedura de pata de alguien en Wikipedia. Lo cierto es que sí puede haber algún paralelismo en el retrato social y en la relación de las personas con el software. En cualquier caso, la complejidad y el realismo de la novela están muy lejos de la película, que científicamente no es nada creíble (ni creo que lo pretenda ser) y conceptualmente, al menos en lo que a la inteligencia artificial se refiere, es terriblemente básica.
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