El cartel que me gustaría para Zinemaldia 2014

Hace unos días han publicado  los finalistas del concurso de carteles para el próximo Festival de San Sebastián. Diez seleccionados por votación popular, entre los que no encuentro ninguno que me deje satisfecho y otros diez elegidos por la organización, entre los que encuentro un par que me convencen (“Cinemar” y “Zinema Urdina”) y otro que me gusta mucho, “Red Carpet”.

poster Red Carpet

Aviso que me voy a poner divino y además voy a hablar sin demasiado conocimiento, como por otra parte acostumbro. No sé quién es el autor del cartel, ni mucho menos sé en qué estaba pensando al diseñarlo; pero sí sé lo que me sugiere, y por qué creo que representa bien al Festival de San Sebastián. Como soy una persona bastante resultadista, me importa poco cuál fuera la intención, cuánto le costó realizarlo, y demás consideraciones sobre el autor, que probablemente sería bueno escuchar. Lo que me importa lo que veo. Y lo explico a continuación.

El cartel se llama “Red Carpet” así que creo que no hace falta explicar cuál es el concepto central, verdad? La alfombra roja, el glamour, la elegancia del rojo, la sobriedad. El autor podría haber decidido representarlo de manera más explícita, como uno de los elegidos por el voto popular “Dulce paseo a la fama”, pero realmente no era necesario. Cualquiera puede conectar en seguida con la idea, simplemente viendo ese rojo omnipresente. El glamour y la elegancia suponen para el festival un motor que le permite seguir funcionando, que alimenta la ilusión del público y la fluidez de los patrocinadores. Y aquí, algo tan importante, supone el centro del cartel. Si nos quedamos solo con el centro del cartel, lo que tenemos es simplemente eso: un rojo uniforme, sin adornos pero sobre todo, sin las impurezas de cualquier imagen no idealizada: un rojo perfecto.

El centro del cartel resaltado

Sin embargo, si nos acercamos más a los bordes es cuando vemos esos trazos de contorno descuidado que convierten lo que parecía ser una imagen ideal, en una representación artística real. Como si fueran los trazos de un cuadro de Franz Kline, pero en rojo. Y esto para mí tiene un mensaje muy claro detrás: es cierto que el núcleo del festival está en el glamour, pero no olvidemos que todo esto es en realidad el festejo de una disciplina artística. Y así, todas esas películas que encontramos en los bordes, sin rostros conocidos pero con experimentación, osadía y a veces incluso hasta con talento; quedan representados también en el cuadro. Creo que representa a la perfección el difícil equilibrio de un festival que se mueve entre esos dos mundos, algo que le supone muchos problemas y más de una crítica, pero que, al mismo tiempo, le da su personalidad.

Me gusta que su sencillez le deje libertad para llenar el cartel con fuerza. Las letras quedan en un segundo plano, apartadas a una zona que forma parte del cartel pero no de la imagen. Por ejemplo, el segundo cartel que más me gusta, “Zinema Urdina”, tiene, en mi opinión, un problema con la integración de la tipografía sobre la imagen. No es lo suficientemente clara y además, molesta, embarulla. El mar, que debería transmitir apertura y grandiosidad queda contaminado por las letras (y por una imagen demasiado cerrada también). En “Red Carpet” hay espacio de sobra. El espacio que necesita el festival.

Y oye, que me da placer a la vista. Y ya está.

Iñaki Ortiz Gascón