La semana pasada agoté las energías que me quedaban después del desgaste del BBK Live, en asistir un año más al festival de Benicassim. No tenía el mejor cartel del año, sin duda ese honor se lo ganaba de calle el Primavera Sound, pero la experiencia, una vez más, valió la pena.
Así transcurrió el jueves:
Sin duda este era el día más flojo, sin ningún grupo que destacase especialmente. Para colmo, mi mayor interés, Crystal Fighters, ofrecieron un directo que dejaba mucho que desear. Un sonido que no llegaba ni de lejos al mínimo que necesitan sus canciones. Una clara decepción, veremos si este sábado en el Jazzaldi de Donostia se esmeran más.
Otro de mis intereses, Dorian, cumplió bastante mejor, aunque sin brillar. Más disfrutable fue Congotronics, un grupo multiétnico que nos hicieron bailar con ganas gracias a sus ritmos africanos.
Me quedaré con el buen concierto de Paolo Nutini, que como era de esperar, resultó eficaz y lució su voz de viejo rockero (tiene 24 añitos, no os vayáis a pensar) con furia contenida y un regusto vintage que, sin embargo, no escondía sutiles detalles de modernidad. Pero sí, es cierto, no lo voy a ocultar, lo que realmente me encandiló fue que se sacara de la manga una deliciosa balada versionando el Over and Over de Hot Chip. Versiones hay miles, pero que se eche mano de un grupo tan electrónico como es Hot Chip, para cantar esta sencilla y suave baladita, es toda una demostración de cuan en alza se encuentra el género. Las tornas cambian, de las versiones electrónicas a justo lo contrario. En todo caso, sorprendente (aunque parece ser que ya había tocado esta versión en directo hacía un par de semanas).
Russian Red está en todas partes, la vimos la semana pasada en BBK Live y aquí la teníamos de nuevo. Lo cierto es que su nuevo disco me parece que ha perdido el rumbo, y lo que fue una graciosa anécdota musical está durando demasiado. Eso sí, muy dulce y muy mona, aunque baile como un pato (por favor, que vuelva a su pose sentadita y con guitarra).
Y no puedo dejar de nombrar a la elección más polémica del festival, Julieta Venegas. Lo cierto es que su música ni me gusta ni me disgusta, tiene algún tema que otro que es agradable. Estuve un rato viendo el concierto y ni tan mal, ahora bien, sigo creyendo que es un error de la organización traer a un artista tan fuera de la coherencia general. FIB es toda una marca, en el puesto de las camisetas había más oferta de las que tenían logos del festival que las de los grupos. Eso se ha conseguido con años de imagen y coherencia. Las entradas para el año que viene ya están a la venta porque la gente decide venir a ciegas, porque confía en la «marca FIB». Deberían andarse con cuidado de no estropearlo, y más cuando tampoco consiguió demasiado público. Con todo, insisto, me pareció un concierto agradable y ella estuvo bien.