Hacía tiempo que no me acercaba a una obra de teatro, siempre lo he eclipsado con mi obsesión por el cine. Claro que esta vez tiene truco. Esta no es simplemente una nueva adaptación de la obra escrita por Frederick Knott, no. Es una representación en vivo de la película de Alfred Hitchcock (escrita también por Knott). De hecho, el mayor interés para mí no está en el original, que si bien tiene un texto impecable y un ritmo envidiable, lo tenemos ya más que visto (no hay apenas cambios con respecto a la película). Lo que realmente sorprende son los pequeños detalles que recrean el estudio de grabación de la película.
De entrada se aprecia en la interpretación. Más que buscar los personajes, se nota que se ha hecho un gran trabajo para interpretar al actor de cine. Actúan como actuaban los actores de entonces, y hablan como lo hacían los dobladores de la época. Realmente es un trabajo meritorio, dar con el tono de la época y con el estilo británico. Jorge Sanz rebosa carisma y Elena Furiase está a la altura, a pesar de que su parecido con la actriz es nulo. Pablo Puyol encarna perfectamente al caballero americano, y hasta se lanza a cantar en un descanso de la película, aprovechando que también se le da bien.
Los descansos de la película ficticia recrean muy bien el ambiente de los estudios. La manera en que los actores descansan de sus personajes para charlar entre ellos, la reverencia hacia la diva Grace Kelly, los paseos y los juegos de cartas. Los intérpretes ejecutan así dos papeles, el del actor y el del personaje, aunque realmente nunca llegan a interpretar al personaje, no salen del actor interpretando al personaje.
Los camerinos, los cambios de escenario en directo y, sobre todo, ese escenario giratorio que permite mostrar en cada momento, el plano cinematográfico más oportuno. Resulta interesante también ver como muestran el truco, cuando salen del escenario ficticio inmediatamente actúan como si ya nadie les viera, simplemente haciendo tiempo hasta que tengan que volver a entrar. Una imitación del cine pero que en ocasiones se funde con lo que ocurriría en esta propia obra de teatro, pero que de otro modo se ocultaría.
Una obra interesante, con buenos actores y un derroche de escenarios (el giratorio, los del fondo que son especialmente plásticos…) que es toda una imitación entre disciplinas, de la misma manera que algunas películas plasman el universo visual del comic, aquí se ha conseguido hacer sentir el cine.